domingo, 12 de noviembre de 2017

El Poder: Foucault

El Poder: Foucault



Publicado el 5 febrero, 2010 por Luis Cortés Briñol

Desde Platón, la problemática de la verdad ha sido analizada como un atributo del discurso, como el fruto de una justa conexión entre los signos lingüísticos y las esencias de los objetos. Toda la filosofía analítica sienta sus bases en esta idea de la verdad. Razón por la cual, a finales del s. XIX y a lo largo de todo el s. XX, la filosofía del lenguaje ha llegado a intoxicar todos los centros de la reflexión filosófica.

Pero tanto para Nietzsche como para Michel Foucault, la verdad no puede ser analizada como una relación (sea de correspondencia, como propone Descartes, o de coherencia, como propone, entre otros Davidson), como algo que resulta de la conexión entre las palabras y las cosas; como algo generado por y para la conciencia como mediadora entre el orbe lingüístico y el ontológico. Foucault deja de lado los estudios de la conciencia como generadora de conocimiento, concebida como una investigación de un sujeto trascendental, propia de las filosofías fenomenológicas y de los utópicos modelos marxistas. Para Foucault, la verdad, más que estar en relación al juego de los signos y de las significaciones, más que depender de los órdenes de las denotaciones externas del discurso que modifican las enunciaciones, tiene que ver con una política del enunciado.




MICHEL FOUCAULT (1926-1984)
La verdad no depende tanto de un “cambio de contenido” (refutación de antiguos errores, formulación de nuevas verdades), no es tampoco una alteración de la forma teórica (renovación del paradigma, modificación de los conjuntos sistemáticos); lo que está en juego, es lo que rige los enunciados y la manera en la que se rigen los unos a los otros para constituir un conjunto de proposiciones aceptables científicamente y susceptibles en consecuencia de ser verificadas o invalidadas mediante procedimientos científicos. Problema en suma de régimen, de política del enunciado científico. En este nivel, se trata de saber no cuál es el poder que pesa desde el exterior sobre la ciencia, sino qué efectos de poder circulan entre los enunciados científicos, cuál es de algún modo su régimen interior de poder o cómo y por qué en ciertos momentos dicho régimen se modifica de forma global, ideas estas tratadas en su famoso texto Verdad y poder. 

Para Foucault, la verdad no puede ser analizada por una disciplina tal como la dialéctica o la semántica, simplemente porque la verdad no está en el mismo nivel que la lógica o los significados, sino que más bien se remite a un análisis de la “relación de poder”. Entenderíamos así la verdad como “el conjunto de reglas según las cuales se discrimina lo verdadero de lo falso y se ligan a lo verdadero efectos políticos de poder”. Todo depende, en ultima instancia, de los sistemas de enunciados de poder, cuya tarea es decidir qué es lo verdadero y qué no lo es.

No es una cuestión de disputa epistemológica de las teorías científicas, sino que es, en definitiva, un problema de régimen discursivo. Y esto no conlleva un análisis epistemológico sino una analítica del poder. El poder, según el autor de La voluntad de saber, se caracteriza por dos funciones principales: por un lado, la exclusión; y por otro, la engendración. En cuanto a la exclusión, el poder tiene la propiedad de negar, de prohibir, de excluir, de ocultar. Mientras que en la engendración el poder produce, y, en efecto, una de las cosas que produce es la verdad.

 En Cours du 14 janvier 1976, Foucault explica que en toda sociedad:
las relaciones de poder múltiples atraviesan, caracterizan, constituyen el cuerpo social; y estas relaciones de poder no pueden disociarse, ni establecerse, ni funcionar sin una producción, una acumulación, una circulación, un funcionamiento del discurso. No hay ejercicio de poder posible sin una cierta economía de los discursos de verdad que funcionan en, y a partir de esta pareja. Estamos sometidos a la producción de la verdad desde el poder y no podemos ejercitar el poder más que a través de la producción de la verdad”.

El poder necesita de la verdad para que el mecanismo funcione y, a su vez, la verdad produce mecanismos de poder. En conclusión, según Foucault, cuando hablamos de verdad no hay que entenderla como una relación entre signos y objetos, sino como un “conjunto de procedimientos reglamentados por la producción, por la ley, la repartición, la puesta en circulación, y el funcionamiento de los enunciados.”

La verdad queda ligada circularmente a los sistemas de poder que la producen y la mantienen, y a los efectos de poder que la inducen y que la acompañan. La verdad y el poder son inseparables, donde está el uno está el otro, y no pueden existir independientemente.
https://luiscortesbrinol.wordpress.com/2010/02/05/la-verdad-y-el-poder-en-foucault-2/

Libro de Michel Foucault: Micro física del Poder:
http://www.pensamientopenal.com.ar/system/files/2014/12/doctrina39453.pdf
Obras completas:
https://laberintosdeltiempo.blogspot.pe/2012/07/michel-foucault-obras-completas.html





Foucault y El Poder
Jorge Ignacio Ibarra F. Publicado el: 08/04/09

Foucault tratará principalmente el tema del poder, rompiendo con las concepciones clásicas de este término. Para él, el poder no puede ser localizado en una institución o en el Estado; por lo tanto, la "toma de poder" planteada por el marxismo no sería posible.
Nota de Antroposmoderno: 
Debido a lo extenso del texto y para leerlo completo haga click aqui para descargar el libro.

PRÓLOGO
En la siguiente investigación, podremos reconocer aspectos importantes de la concepción de poder en Foucault. 

Foucault tratará principalmente el tema del poder, rompiendo con las concepciones clásicas de este término. Para él, el poder no puede ser localizado en una institución o en el Estado; por lo tanto, la "toma de poder" planteada por el marxismo no sería posible. El poder no es considerado como un objeto que el individuo cede al soberano (concepción contractual jurídico-política), sino que es una relación de fuerzas, una situación estratégica en una sociedad en un momento determinado. Por lo tanto, el poder, al ser resultado de relaciones de poder, está en todas partes. El sujeto está atravesado por relaciones de poder, no puede ser considerado independientemente de ellas. El poder, para Foucault, no sólo reprime, sino que también produce: produce efectos de verdad, produce saber, en el sentido de conocimiento.

Michel Foucault destaca el levantamiento de un biopoder que impregna el pretérito derecho de vida y muerte que el soberano se arrogaba y que intenta convertir la vida en objeto utilizable por parte del poder. En este sentido, la vida sistematizada, esto es, convertida en sistema de análisis por y para el poder, debe ser protegida, transformada y esparcida. 





Foucault distingue dos técnicas de biopoder que surgen en los siglos XVII y XVIII; la primera de ella es la técnica disciplinaria o anatomía política, que se caracteriza por ser una tecnología individualizante del poder, basada en el escrutar en los individuos, sus comportamientos y su cuerpo con el fin de anatomizarlos, es decir, producir cuerpos dóciles y fragmentados. Está basada en la disciplina como instrumento de control del cuerpo social, penetrando en él hasta llegar hasta sus átomos: los individuos particulares. Vigilancia, control, intensificación del rendimiento, multiplicación de capacidades, emplazamiento, utilidad, etc. Todas estas categorías aplicadas al individuo concreto constituyen una disciplina anatomopolítica.

El segundo grupo de técnicas de poder es la biopolítica, que tiene como objeto a poblaciones humanas, grupos de seres vivos regidos por procesos y leyes biológicas. Esta entidad biológica posee tasas conmensurables de natalidad, mortalidad, morbilidad, movilidad en los territorios, etc., que pueden usarse para controlarla en la dirección que se desee. De este modo, según la perspectiva foucaultiana, el poder se torna materialista y menos jurídico, ya que ahora debe tratar respectivamente, a través de las técnicas señaladas, con el cuerpo y la vida, con el individuo y la especie.

Para el autor, el desarrollo del biopoder y sus técnicas constituyen una verdadera revolución en la historia de la especie humana, ya que la vida está completamente invadida y gestionada por el poder. Los efectos del biopoder hicieron que las sociedades se volvieran normalizadoras, usando como pretexto la ley, y las resistencias a dicho poder entraron al campo de batalla que éste delimitó previamente, ya que se centraron justamente en el derecho a la vida, al cuerpo, desplazando a otros objetos de luchas. 

El objetivo general de este estudio es develar la concepción del poder en Foucault. La cuestión del poder representa lo que podríamos llamar la etapa media y tardía de Foucault, la cual comienza a hacerse patente alrededor de la década de los sesenta y se extiende hasta su muerte. Es decir, nos referimos al periodo histórico y político que va desde la posguerra mundial, hasta finales de la guerra fría.

Otro de los objetivos de este estudio será contextualizar mi propia inquietud por el tema del poder en general, debido a dos acontecimientos importantes que, en el fondo, me llevaron a definir la temática general del estudio. Dichos sucesos son la caída de las torres gemelas el 11 de Septiembre del año 2001 y la ulterior invasión de Irak por parte de EE.UU el 20 de Marzo del año 2003 . Como se puede advertir, el tema de la guerra es uno de los detonantes de este estudio. 

Sin embargo, relaciones de lucha, enfrentamiento, dominio, y estrategia en amplios ámbitos del quehacer de la sociedad en general, también forman parte fundamental de mi inquietud por la temática de las relaciones de poder.

Además, quise contribuir en el análisis de una realidad que, de tanto en tanto, castiga con toda su crueldad a la humanidad y que a su vez, es solo la manifestación extrema de relaciones de poder que atraviesan todo el cuerpo social. Este paroxismo del poder es la guerra, invasión, matanza, la conquista, etc., todos los cuales están muy lejos de ser superados por la humanidad y su supuesto desarrollo.

Creo que la importancia de esta exposición no es menor, baste con decir que en la mayoría de los diccionarios de filosofía consultados, al buscar la palabra poder, no se encontraban más que alusiones al concepto de potencia aristotélica. Lo cual, es solo uno de los sentidos que tiene la palabra poder. Sin embargo, explicaciones acerca del poder entendido como relación, dominio, enfrentamiento, etc., no se ha hablado suficientemente, y es Foucault, precisamente, uno de los pensadores que más ha tratado el tema. Debido a esto trabajé en base a sus estudios. Empero, si se quiere buscar los antecedentes histórico-filosóficos de esta temática, esta se encuentra sin duda, al igual que como lo hizo Foucault, en Nietzsche. Desde luego que en Nietzsche, fueron tratadas parcialmente, sin un rigor específico, pero con una lucidez envidiable. 

Desde Nietzsche, se puede decir que casi todas las actividades del hombre obedecen a la voluntad de poder. En otras palabras, fuera de lo meramente metafísico, Foucault dirá que se debe analizar los mecanismos, estrategias y formas fácticas en que se desarrolla, opera y funciona el poder. Ahora bien, la siguiente cita de Foucault permite señalar otro de los motivos de este estudio y que se refiere a la posibilidad de elaborar una teoría general del poder:

“Ahora bien, descubrí que, en tanto la historia y la teoría económicas constituían un buen instrumento para el estudio de las relaciones de producción, y la lingüística y la semiótica ofrecían elementos para el estudio de las relaciones de significación, para el estudio de las relaciones de poder no poseíamos en cambio ninguna herramienta. Teníamos que recurrir exclusivamente a sistemas de pensamiento sobre el poder basados en modelos legales, o sea: ¿qué legitima el poder? O bien a sistemas de pensamiento sobre el poder basados en los modelos institucionales, o sea: ¿qué es el Estado?” 

No se pretende en este trabajo la elaboración de la teoría general del poder debido a la magnitud de tal labor; sin embargo se intenta dejar acá establecidos los elementos básicos para que, en otro momento y con mayores fundamentos teóricos, se pueda abordar esta empresa.




http://antroposmoderno.com/antro-articulo.php?id_articulo=1218

LOS JUEGOS DE PODER, SEGÚN CLAUDE STEINER
EN: COMUNICACIÓN Y ANÁLISIS TRANSACCIONAL
21Jul2013



Sí, Claude Steiner sigue irradiando


Quienes lean este Blog, se preguntarán por qué estoy dedicando tanta importancia a Claude Steiner, el discípulo más original de Eric Berne. Mi respuesta es sencilla: Creo que los libros de Steiner están llenos de conceptos basados en una teoría sólida. Y como no quiero caer en la hagiografía, ya he señalado algún punto que me parece débil de Steiner. Por ejemplo, su empleo de la palabra «corazón».

Hoy me voy a ocupar de «Los juegos de poder», que él expone a partir de la página 89 de su libro El otro lado del poder. Me parece que realiza un trabajo serio. Primero, define; después, divide/clasifica; a continuación, modeliza – ateniéndose a la concepción de Berne- y, finalmente, demuestra con ejemplos de su práctica profesional.

Es decir, los cuatro modos gnoseológicos o «modi sciendi», que Gustavo Bueno considera como las figuras sintéticas de la ciencia. Si fallan estas figuras, podemos estar seguros de que nos acercamos a alguien que está subiendo al Monte Camelo (sin “r”, por supuesto).

¿Cómo Steiner define el poder?
«La definición de poder, y esto es aplicable en todas las ciencias, desde la energía física al poder de la psíquica, es la capacidad de crear cambios frente a la resistencia y, opuestamente, la capacidad de resistencia al cambio».

Pienso que es una definición muy norteamericana. Prefiero una definición europea, y que tiene varios siglos de antigüedad. Es de Francis Bacon: «Toda la industria del hombre estriba en aproximar las sustancias naturales unas a otras o en separarlas; el resto es una operación secreta de la naturaleza» ( Novum Organon. Madrid, Sarpe, 1984, P. 33). Crear cambios equivale a «juntar». Resistencia al cambio equivale a «separar». Ampliemos estos conceptos a muchos campos de la realidad y nos daremos cuenta de que la definición de Bacon es más aplicable y potente que la de Steiner.
Me satisfacen más las notas de la definición de Juego de poder que Steiner ofrece en el Capítulo 9:

1) Todos los juegos de poder consisten en una transacción o en una serie de transacciones. Una transacción es la unidad de intercambio social.
2) Un juego de poder es un intento de una persona por controlar a otra.
3) Un juego de poder es una transacción consciente.

Esta última afirmación de Steiner plantea un asunto muy importante: la consciencia de los juegos. No queda enteramente claro en Berne si el juego era consciente o inconsciente. Mariano Bucero ha estudiado este asunto con la minuciosidad que es característica suya. A Steiner le debemos la distinción, que había establecido años antes, entre los juegos, que son inconscientes, y las maniobras, que son conscientes. Por tanto, lo único que hace aquí es caracterizar como maniobras los juegos de poder.

Steiner ofrece una clasificación fundamental de los Juegos de Poder. La reproduzco aquí, porque el autor especifica operaciones y ofrece ejemplos, que luego amplía en todo el libro con numerosos ejemplos.

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Hay Juegos Físicos y Juegos Psicológicos. Cada uno de ellos puede ser burdo o sutil. Es lógico que Steiner dedique la mayor importancia a los juegos psicológicos, una de las figuras más importantes del Análisis Transaccional. Berne dedicó Juegos en que participamos a este asunto y vendió millones de ejemplares, precisamente porque descubría un gran panorama en las relaciones entre las personas, en los grupos, en las organizaciones y en las instituciones.

He escrito «clasificación fundamental», pero no es la única. Steiner ofrece una clasificación de los Juegos Psicológicos que él divide en cuatro familias, según el tipo de maniobras de poder:

1) Todo o nada: Juegos de poder basados en la escasez, y Steiner procede igual que Berne: «Quiéreme o déjame»; «Lo tomas o lo dejas»; están basados en la avaricia y el temor a la necesidad;

2) Juegos de poder basados en la intimidación: En la conversación, manipular mediante metáforas políticas y de propaganda, tapapensamientos, «Estás bromeando, ¿verdad?», Juegos de poder de la Lógica, «Si no lo puedes probar, no», desacreditar las fuentes, redefinir. Y en cuanto a los juegos físicos, no nos podemos olvidar de la intimidación física ni de la violencia.

3) Juegos de poder de las mentiras. La mentira descarada y la gran mentira; mentiras por omisión, medias verdades, secretos; bola alta/bola baja; estadísticas; rumores.

4) Juegos de poder pasivos. Nadie en el piso alto; me lo debes.

Cómo responder a los juegos
Uno de los grandes aciertos de los libros de Steiner es que no anega al lector con información negativa, sino que antes le ofrece las operaciones que hacen posible dar la vuelta a los juegos. Y tampoco inunda con todas las operaciones posibles, tan importantes en un sistema científico y, más concreto, en el de Gustavo Bueno.

Más en concreto, en el Capítulo 8, y antes de agotar todos los Juegos psicológicos posibles, Steiner adelanta las operaciones que pueden interrumpir los juegos de poder: Escalada, Antítesis, Cooperación. Y en el 13, detalla la Respuesta Cooperativa y la Solución Creativa.
http://master-comunicacion.es/blogcomunicacion/los-juegos-de-poder-segun-claude-steiner/

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